La investigación on-line cualitativa en internet que arrancó en los 90 nunca llegó a despegar. Con el auge de las puntocom todos hicimos nuestros “experimentos” llenos de ilusión pero fuimos conscientes de que era simplemente trasladar las mismas técnicas a un canal diferente y seguimos con el face to face. No era el momento.
La realidad ha cambiado, en la actualidad internet se ha convertido en un lugar muy rico en interacciones, la sociedad ha cambiando, los consumidores (potenciales entrevistados) han interiorizado el canal como parte de su vida. Los mercados son espacios conectados, conversaciones donde los clientes no sólo se expresan, sino que además se transforman.
La investigación ha de adaptarse a este nuevo consumidor colaborativo e interactivo. Sólo cabía plantearse ¿cómo nos hemos de enfrentar desde la investigación a este nuevo cambio?, ¿cómo introducir a nuestras prácticas la realidad virtual?
Si nos centramos en la tecnología móvil (más de 9 millones de usuarios con internet en el móvil y subiendo) nos está permitiendo nuevas maneras de recogida de información. Los participantes en la investigación pueden hacer fotos de su armario, su casa, su coche,… con su teléfono y enviarlas por correo electrónico a los investigadores o compartirlas con otros participantes. Pueden hacer vídeos de las tiendas que compran, de cómo utilizan un producto en la cocina, de los lugares de copas que visitan con sus amigos,….
La relación es bidireccional, los investigadores enviamos periódicamente solicitudes de información incluso solicitar información concreta en función de su ubicación.
El surgimiento de estas nuevas técnicas cualitativas no supone la sustitución de otras técnicas existentes, simplemente se abre una nueva ventana. Incluso se amplía el uso de otras disciplinas como la Netnografía, que se puede definir como la rama de la investigación que se propone entender la realidad social que se está produciendo en la red.
La Netnografía nace de la necesidad de comprender la sociabilidad en el canal internet acceder a un mejor conocimiento de la sociabilidad en el ciberespacio y por lo tanto comprender mejor a los individuos (consumidores) y sus relaciones con los productos, marcas, con la sociedad. Se adaptan las técnicas de investigación antropológica al canal internet, con la principal ventaja que se siguen a los consumidores dentro de sus redes sociales sin condicionarlos ni comprometer su privacidad. El netnógrafo no sólo estudia este tipo de interacciones, sino también busca conexiones más profundas.
Permitiéndonos, también, crear comunidades on-line ad-hoc entre las que explorar infinidad de temas, donde los miembros comparten, comentan y votan ideas que permiten a las marcas a mejorar, crear, desarrollar,… productos y servicios.
Creamos, por ejemplo, comunidades para comprender el uso de ayudas culinarias entre hogares jóvenes, los miembros se relacionan entre sí como si estuvieran en una cocina real, compartiendo usos, introduciendo modificaciones, y apuntando a los sentimientos que se asocian con las marcas.
También, fuera de casa nos introducimos en el mundo social de los consumidores, podemos ir de copas con ellos, descubrir qué y cómo consumen, en qué entornos,….
E incluso compartir una copa virtual, ¿se puede pedir más?
Ana Fernández
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