Monday 18 July 2011

¿Necesitamos invertir en Social Media?

A estas alturas de la película decir que los llamados “social media” configuran un parte más que notable de la interacción humana puede parecer de perogrullo.

Quizás si, pero ¿realmente somos conscientes de a qué nos referimos?, ¿tenemos cifrada idea de cuantas personas participan de esto?, ¿Le damos la importancia que debería tener?


Dando vueltas al fin he encontrado una forma de ver todo esto de forma holístisca y en perspectiva, de manera que me da pié a pensar, como investigador de mercados, si realmente estamos aprovechando esto de forma óptima.

La solución, como no, la encontré en una página de Internet...Como veis es algo tan sencillo como una infografía que representa el “Universo Geosocial” (fuente: http://alt1040.com/2011/05/el-universo-geosocial-en-una-infografia)


Es decir, para resumir cifras, tenemos unos 5,3 billones de usuarios de servicios móviles, unos 629 millones de usuarios de Facebook, 663 de Skype, 200 de Twitter, 100 de LinkedIn...una infinidad de personas contando, explicando, debatiendo, valorando, recomendado, estableciendo relaciones, puntuando, escribiendo, fotografiando, grabando, comprando, viendo, oyendo....

¿Realmente somos conscientes del volumen de información que tenemos relativamente a mano? Millones de usuarios activos, con perfiles auto-completados, con opinión directa, fácilmente segmentables...

Creo, sinceramente, que las formas de realizar investigación actuales irán paulatinamente incorporando herramientas de seguimiento y medición de este volumen de información brutal, puro, no condicionado, por que será imprescindible en un futuro encontrar formas de obtener información del consumidor de forma indirecta.

De hecho ya se está comenzando a hacer pero, aún así, se siguen oyendo voces que restan importancia a la investigación en social media y a la rentabilidad que para las empresas puede tener invertir en monitorizar, seguir, investigar o interactuar con este volumen brutal y creciente de usuarios.

Para todos aquellos que aún dudan echar un ojo a esto:


Es parte del resultado de un estudio conducido por Syncapse donde relaciona el gasto en diferentes marcas, para usuarios de las mismas, diferenciando aquellos que son fans de ellas en Facebook (me gusta, como amigos en la página, perfil activo de usuario...) y los que no. (fuente: http://barnraisersllc.com/?p=3503)

Un usuario cualquiera de McDonald’s puede gastar una media de 150$ mientras un usuario fiel (fan en Facebook) puede llegar a los 310$.

Un usuario cualquiera de Nike puede gastar una media de 120$ mientras un usuario fiel (fan en Facebook) puede llegar a los 205$.

Así para cada una de las 20 marcas analizadas. Todas. Absolutamente todas mejoran sus ingresos para esos “fans” de ellas en Facebook.

Y si la participación activa en redes sociales junto con la fidelidad a la marca en ellas es tan determínate en la variable ingresos ¿A que esperamos para analizar a fondo esta relación? ¿A qué esperamos para medir y entender más cosas de esta gente? Perfiles, hábitos, comportamientos, fidelidades cruzadas con marcas etc...

¿Aún hay alguien que siga dudando de la necesidad de invertir en Social Media?

Paco Escuredo

Tuesday 12 July 2011

¡No me importa un pepino!

Después de pasado un tiempo prudencial, no hace falta explicar el porqué de la pérdida de prestigio sufrida del pepino español. De hecho en este post no se hablará de acusaciones, política o culpables, sino de consecuencias y soluciones desde la perspectiva del marketing y del mal posicionamiento de productos parecidos al pepino.

Está claro que después de acusaciones de tal envergadura, la economía se ha visto afectada: restaurantes que suprimen platos de sus cartas que precisen de pepino, supermercados que bajan su demanda, parón de máquinas de fábricas donde el pepino es materia prima (gazpacho, caldo, zumos…), aseguradoras que aumentan la cuota por el aumento de riesgo en el sector, incluso fabricantes de tetrabrik también podrían verse perjudicados y todo esto por no hablar de agricultores, productores, distribuidores, inversores... Medios de comunicación masivos ya situaron las pérdidas en más de 200 millones de euros en concepto de pérdidas, además de las del lucro cesante. Directa o indirectamente afecta a muchos sectores dado que es un producto primario.

Jack Trout (padre del posicionamiento) en varios libros habla de percepciones y de cómo influyen las acciones negativas o mala publicidad. <>. El consumidor recuerda lo malo, su percepción negativa es mucho más penetrante que la buena; entonces tenemos un problema grave de posicionamiento. El consumidor recuerda La crisis del pepino cuando se encuentra ante la sección de verduras en el supermercado. Y eso por no hablar de la imagen en otros países donde la percepción se multiplica afectando también a otros productos españoles y europeos, no solamente pepinos.

Sólo con buscar noticias sobre el pepino en Google o Youtube tenemos una larga lista de links vinculados a las declaraciones y consecuencias que éstas podrían tener; hecho que hace dos meses no ocurría. Todos estos links se quedan ahí y son difíciles de eliminar. Tendrían que suceder acontecimientos lo suficientemente notorios como para posicionar estos links en páginas secundarias y limpiar los buscadores y mentes de los consumidores.

¿Qué podemos hacer los que nos dedicamos a marketing? Acciones a favor del buen posicionamiento del tubérculo y de la dieta mediterránea en general. Todos los recursos que se destinan a reclamar indemnizaciones, en abogados, juicios… se podrían destinar, desde el minuto cero, al posicionamiento del pepino. Opino que las autoridades competentes deberían realizar más esfuerzos de marketing y empezar desde el primer momento a minimizar el impacto negativo que se está produciendo y se ha producido. En España ya ha habido sectores que se han movilizado y una vez se ha autoculpado Alemania, también ellos han organizado acciones a favor del buen posicionamiento.

Podemos medir todas estas acciones mediante investigación de mercados. De esta manera podremos analizar los efectos y el cambio de actitudes tras la inversión en comunicación, por ejemplo. Con técnicas de ingeniería de posicionamiento, podríamos medir la distancia del producto (en este caso, el pepino y sus atributos asociados) al ideal de mercado y cómo a través de comunicación podemos ir acercándonos al ideal y reducir los efectos negativos causados por el error sobre el pepino español intoxicado por E.Coli.

Os dejo con dos campañas. La primera emitida en televisión unos días más tarde de las declaraciones, aunque ahora solo se puede ver en la red, la segunda, alemana, de menor alcance:

"Estamos contigo pepino"

"Vegetarianos alemanes"

Ambas acciones responden a la estrategia de marketing viral, además de la búsqueda de notoriedad por parte de los autores de las mismas que intentan mejorar la imagen del sector hortofrutícola, cada uno en su país. Es efectivo, y al ser marketing viral, barato. Cada colectivo que intente posicionar el pepino como un producto limpio lograría también notoriedad, buena imagen y concienciación ante el problema.


Alfons Rotger

Thursday 7 July 2011

Segmentación Emocional II: ¿Nos hemos vuelto locos?

Un consumidor que reclama libertad y nosotros hablando de puentes de relación emocionales. Aquellas marcas que no comprendan la libertad desde la individualidad de acción del consumidor y no sean capaces de acercarse de un modo empático al mismo no sobrevivirán en los próximos 10 años.

Cuando comentaba en mi anterior artículo aspectos relacionados sobre la base de que todo es flexible, todo es móvil, todo es dinámico, etc.. se aprecia un valor final de estado deseable (Rockeach) por encima de todos, que es la “Libertad”.

En mi opinión esta es la base de contraste y de equilibrio que nos tiene que hacer derivar en la dificultad creciente de conexión entre marcas y consumidores.

Asistimos a una época compleja en el desarrollo de la comunicación con los consumidores con una cierta paradoja.

Un consumidor que reclama libertad de elección, emancipación de los mensajes publicitarios, individualidad de opinión pero que por otro lado reclama sus dosis de protagonismo y de elemento diferenciable, ya sea a través de las redes sociales, las comunidades, las tribus, “fans de….”, el vecindario o cualquier elemento de sociabilidad.

Es decir, por una parte, nos vemos obligados a analizar las marcas desde la capacidad individual de elección pero por otra parte tenemos que tener en cuenta la cultura socializadora que envuelve a la misma.

No es nada nuevo ya que eso es lo que sostiene, ni más ni menos a las relaciones sentimentales, el equilibrio entre la libertad con un propio espacio vital y el compromiso y fidelidad a una pareja.

Vamos a añadir un poco más de leña al fuego, ¿sabéis que en un estudio sociológico del 2009, más de un 30% de los jóvenes adolescentes decían tener la esperanza de ser famosos algún día? Ser famoso implica la perdida en muchos casos de una libertad individual a cambio de unos honorarios importantes. Un ejercicio interesante sería descifrar la curva de demanda del adolescente aspirante a famoso y ver el punto de inflexión por el que merece o no merece la pena.

¿Dónde está el equilibrio? En saber analizar de una forma metodológica fiable los aspectos por lo que se mueve el camino entre la libertad de consumo y la relación con la marca, lo que Jacques Rousseau describía como “se debe obligar a las personas a ser libres”.

¿Qué tenemos que hacer como marcas, empresas u organizaciones?

El compromiso con los consumidores desde la óptica de una marca ha de ser el de aportar valores que circulen en torno a esta libertad de actuación del consumidor pero acompañando al mismo en el proceso de elección. Escuchar, asesorar y entender las necesidades pero no molestar.

Las marcas que consigan obtener un punto de diálogo emocional sincero con sus clientes actuales y potenciales serán aquellas que en mayor medida crezcan en su futuro.

Como dice Sebastián Fernández de Lara, es fundamental el desarrollo de la humanización de la marca, de convertirla en una marca empática, cercana, no tan solo a nivel de producto o comunicación sino también a nivel organizativo.

Para conseguir el propósito de aunar libertad individual con el diálogo con las marcas tenemos que marcar una serie de ejes de análisis:

  1. Cuáles son los valores últimos por los que se mueve una marca, un proceso de Laddering nos puede ayudar a comprender la evolución desde los atributos o características de una marca hasta la definición de valores últimos (ACV Model, Atributos-Consecuencia-Valores).
  2. Aplicar el Storytelling de forma que nuestra marca sepa capaz de transmitir una historia a sus consumidores, sabemos como dijo Simon Levy que el “marketing consiste en comprar y vender historias”.
  3. Definir todos los pasos del proceso de compra y lo que es más importante, comprender la esencia del Shopping Experience, ¿cuáles son las palancas emocionales que hacen que el propósito de elección de compra de un producto o servicio sea satisfactorio? Aquí es donde conceptos como el Neuromarketing, Eye-Tracking, Heat Maps y demás componentes de análisis del POS (Point of Sale) nos debe aportar información sobre la experiencia de compra.
  4. Definir el comportamiento observacional a través de la etnografía, salgamos a la calle a ojear y cotillear cómo se comporta el consumidor.
  5. Apliquemos análisis “social media” para comprender que dicen de nosotros en la red, que nos servirá para afinar los puntos de contacto.

Y como guinda al pastel, obtener una Segmentación Emocional que logre comprender desde una óptica estratégica la relación entre el estilo de vida y actitud de las personas frente al uso y disfrute de los productos o servicios de la categoría que analicemos, No nos vale únicamente con entender el estilo de vida o la actitud, este ha sido el error más común cometido por muchas empresas de investigación donde predicen segmentaciones muy atractivas pero poco prácticas en términos de Marketing y negocio ya que no las vinculan con el comportamiento propio de la categoría analizada.

Las relaciones han cambiado, el juego ha cambiado, hay que adaptarse a una nueva forma de entender el consumidor y las marcas. Ya no vale el crear productos o servicios sin analizar los valores finales del consumidor o sin entender a nivel observacional qué es lo que sucede en el proceso, elección o experiencia de compra.

La investigación de mercados debe ayudar a todo ello con nuevas metodologías innovadoras y de rigor. Play again?


Jordi Crespo
Socio Director Hamilton