Tuesday 31 January 2017

La insatisfacción de la inmediatez

El uso de la tecnología tiene su efecto altamente positivo en la adaptabilidad, interrelación y ejecución de cualquier proceso en términos de tiempo y con ello el ahorro en planificación, producción, logística e intermediación. Expresado así en términos empresariales o de negocio pero que lo podemos trasladar a nuestro día a día en cualquier ámbito, ya sea para reservar un viaje,  tener una cita,  buscar un empleo, colgar fotos personales, expresar una opinión, elevar nuestra indignación ante un hecho relevante, configurar nuestro coche preferido o comprar cualquier artículo entregado en menos de dos horas, etc.

Vivimos en una sociedad veloz, cada vez más rápida, con una adaptabilidad al cambio cada vez menos espaciada en el tiempo, donde la revolución de la mensajería instantánea nos ha derivado a una conectividad casi infinita con cualquier persona en cualquier lugar remoto de la esfera terrestre y a cualquier huso horario.

Esta inmediatez cambia la estructura de las organizaciones pero sobre todo cambia la forma de interactuar y relacionarse entre los seres humanos.

La gran pregunta es, ¿cómo se adapta el cerebro, el procesamiento de información y los rasgos psicológicos a este nuevo modelo?

Neurólogos, sociólogos y psicólogos están de acuerdo que esta inmediatez mal entendida puede causar frustración cuando la exigencia es máxima. Una generación acostumbrada a “lo quiero ya, de forma inmediata” derivará en una estructura de comportamiento, de actitud, de aptitud, de gestión de compra, de relacionarse con amigos o familiares y de proyección en un entorno laboral muy diferente a la actual.

Es fundamental que desde el sistema educativo y el entorno familiar se intente minimizar este efecto frustración ya que si no tendremos una sociedad formada por seres humanos que todo aquello que no pase en los próximos 5 minutos no tendrá validez, convirtiéndonos en seres de la vida instantánea donde los plazos y la planificación pasará a un plano absolutamente secundario.

¿Cómo afectará este a un entorno laboral? Según expertos en recursos humanos, cada vez es más difícil que alguien piense en un proyecto a medio-largo plazo.  Para una nueva generación donde 6 meses puede ser una eternidad si lo vemos desde su secuencia vital de inmediatez, ¿cómo se va a delimitar y analizar esta frustración de querer “progresar” rápido en un entorno profesional?

Muchos interrogantes se abren ante la perspectiva de un nuevo modelo relacional entre personas y donde la inmediatez puede derivar en un estado de ansiedad permanente por querer que todo sea instantáneo. Los modelos de negocio lo deben tener en cuenta ya que no perderá el que peor lo haga sino el que más tarde en adaptarse. Proyectos que se frustran desde la velocidad, si no lo haces tú alguien más lo estará haciendo el día de mañana, perdón, en unas horas.



Jordi Crespo